Ventajas y desventajas de los coches a gas

La contaminación atmosférica derivada de las emisiones de gases por los automóviles se han convertido en un grave problema, no solo en las grandes ciudades, sino en cualquier municipio o región medianamente grande en la que haya muchos coches y motos despidiendo gases nocivos para la atmósfera. El medio ambiente se resiente por este tipo de emisiones, y la contaminación, tanto de los coches como de las fábricas e industrias, se ha convertido en uno de los mayores problemas de nuestra sociedad, un problema que debemos atajar cuanto antes si queremos que la Tierra en el futuro siga siendo un buen sitio para vivir.

Por eso en las últimas décadas se están buscando un buen número de alternativas para conseguir que esas emisiones disminuyan, desde motores de gasolina menos contaminantes, a la recomendación por parte de los propios ayuntamientos y gobiernos de utilizar el transporte público para que no haya tantos coches en la carretera. Pero se mira más allá, buscando alternativas a ese motor de gasolina que es el responsable último de esas emisiones.

Las alternativas que hemos encontrado en los últimos tiempos son bastante halagüeñas, sobre todo en un futuro a medio plazo, ya que tanto coches eléctricos como coches a gas todavía no están tan implementados en la sociedad como para ser una alternativa real, hoy en día, al coche tradicional. De todos modos, estos vehículos alternativos ya están llamando mucho la atención por ser tremendamente respetuosos con el medio ambiente, y suponer una verdadera alternativa más ecológica.

Centrándonos en lo que nos atañe en este artículo, los coches de gas están ganando en importancia en países como Argentina o Italia, que ven en ellos la solución a la contaminación de los coches tradicionales. Estos coches a gas funcionan con gas natural vehicular o comprimido, que sigue siendo un combustible, pero mucho más eficiente, económico  y respetuoso con el medio ambiente que los combustibles líquidos más comunes, como la gasolina o el diesel. En este sentido, el coche de gas también tiene ventajas y desventajas, como todos los vehículos, que les mostramos a continuación:

Ventajas:

–        Menos contaminación: Una de las principales ventajas de los vehículos a gas es que son mucho menos contaminantes que los coches tradicionales de combustible líquido, debido a su menor concentración de CO2. El gas es mayoritariamente metano, que es menos nocivo para la atmósfera que el combustible normal, por lo que estos coches han representado una buena alternativa a los coches tradicionales.

–        Menos consumo, más ahorro: El gas es un combustible que actualmente está más barato que la gasolina, por lo que el consumo diario para llenar el depósito será menor. Eso sí, es un ahorro a largo plazo, ya que comprar un coche con este tipo de motor o instalarlo en el que tengamos no sale barato. Pero como decimos, lo podemos tomar como una inversión, con todo lo que nos ahorraremos en los años siguientes.

–        Mejor mantenimiento: El mantenimiento a corto plazo de los coches a gas es mucho más sencillo y barato que el de un coche tradicional. Con un buen mantenimiento, el coche a gas seguramente de menos problemas que el coche de combustible líquido, que muchas veces se avería por causas que no dependen de nosotros ni del mantenimiento. Eso sí, como veremos en las desventajas, a largo plazo el desgaste de los motores a gas es mayor.

–        Misma potencia, mismos modelos: El estilo de coche no cambia entre el tradicional y el de gas, algo que no ocurre con otra de las alternativas a estos últimos, los eléctricos, que si que tienen un aspecto diferente. Los coches a gas son por fuera exactamente iguales que los coches tradicionales. Y por dentro, en su rendimiento, también pueden compararse sin problemas con ellos, ya que las velocidades que alcanzan son muy parecidas, teniendo en cuenta siempre que el coche a gas consume menos que el de gasolina o diesel.

Desventajas:

–        Alto precio: Tanto si elegimos un motor a gas de fábrica como si lo instalamos en nuestro vehículo tradicional, el precio de este sistema es bastante alto de entrada. Como decimos arriba, en las ventajas, hay que verlo como una inversión que luego se recupera con lo que uno se ahorra en los repostajes, pero este precio tan alto por llevarse un coche a gas puede ser lo que “espante” a la mayoría de usuarios a la hora de decidirse por uno de estos vehículos.

–        Desgaste a largo plazo: El motor de los coches a gas suele desgastarse más con el tiempo, aunque más lentamente. Esto significa que seguramente tengamos más años de motor en perfecto estado, pero llegará un momento en el que dejará de sernos útil, en contra del motor de gasolina, que puede aguantar muchos años, aunque sea a duras penas, sirviéndonos perfectamente.

–        Poco espacio en el maletero: La mayoría de estos sistemas a gas van instalados en la parte trasera del coche, ocupando la mayor parte del espacio que suele comprender el maletero, por lo que seguramente tengamos que despedirnos de este habitáculo de nuestro vehículo. Algunos pueden pensar que esto no es una contra importante, pero dependiendo del trabajo o los hobbies de cada cuál, el maletero puede ser algo decisivo a la hora de comprar un vehículo.

–        Red de gas poco extendida: A día de hoy, las gasolineras con posibilidad de repostaje de vehículos de gas todavía están poco extendidas, por lo que tendremos que conocer muy bien donde están para no quedarnos tirados en cualquier momento con nuestro vehículo porque el depósito se nos quede vacío. En contra, las gasolineras normales para coches tradicionales abundan a cada paso en nuestras ciudades y carreteras. En países donde se apuesta por estos sistemas, como Argentina, Chile y otros latinoamericanos, el Gobierno está impulsando la colocación de repostaje de gas en las gasolineras, para favorecer a este tipo de vehículos.

Conclusiones:

El ahorro esperado de los vehículos a gas existe, y es bastante grande, pero siempre a largo plazo, ya que el gasto inicial suele ser mayor. En cuanto a seguridad, a pesar de lo que se suele decir, un sistema de gas bien instalado en el vehículo no tiene que dar ningún problema. El desgaste de los motores a gas si que suele ser importante, pero siempre tras pasar varios años.

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